El 22 de junio de 1986, un día que quedó grabado a fuego en la memoria de todos los argentinos, Diego Armando Maradona no solo se convirtió en leyenda, sino que también desayunó algo que pocos imaginaban: un sándwich de mortadela. Sí, a horas de enfrentarse a Inglaterra en el Mundial de México '86, el Diez saciaba su apetito con un manjar bien argentino.
El Vaticinio de un Genio
Según Roberto Mariani, miembro del cuerpo técnico de Carlos Bilardo, Maradona compartió su peculiar antojo con sus compañeros, casi como un presagio de lo que estaba por venir. Pero la historia no termina ahí. Maradona ya había visualizado el gol que marcaría, compartiendo con sus hermanos su plan de encarar por la derecha y definir al segundo palo. ¡Y vaya si lo cumplió!
La Ciencia Detrás de la Magia
Pero, ¿qué más influyó en la genialidad de Maradona? La ciencia también tuvo su papel. El cuerpo técnico, liderado por Bilardo, era consciente de los desafíos que representaba jugar en la altura de Ciudad de México. Si bien Maradona no participó de la preparación en Tilcara, la aclimatación del resto del equipo fue crucial.
Fernando Signorini, preparador físico, recuerda cómo el récord del ciclista Francesco Moser en la Ciudad de México inspiró al equipo a buscar soluciones científicas para contrarrestar los efectos de la altura. La planificación y la preparación física fueron clave para que Maradona pudiera desplegar su magia en el campo de juego.
Así, entre sánguches de mortadela, vaticinios y ciencia, se forjó la leyenda de Maradona y su gol inolvidable contra Inglaterra. Un gol que, hasta el día de hoy, sigue emocionando y maravillando al mundo entero.
- El 22 de junio de 1986: Día histórico.
- Maradona y su sándwich de mortadela.
- El vaticinio del gol del siglo.
- La ciencia detrás de la preparación física.