¡Alerta! Muerte Súbita: 40.000 Argentinos en Riesgo. ¿Cómo Prevenirla?

Muerte Súbita: Una Emergencia Silenciosa en Argentina

Cada año, aproximadamente 40.000 argentinos sufren una muerte súbita, un evento inesperado y a menudo fatal. La Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita, del 21 al 27 de agosto, busca concientizar sobre esta problemática y promover la preparación para actuar ante una emergencia cardíaca.

La muerte súbita se define como un fallecimiento abrupto de origen cardíaco que ocurre dentro de la primera hora del inicio de los síntomas. Si bien puede afectar a personas con enfermedades cardíacas preexistentes, también puede ocurrir en individuos aparentemente sanos. De hecho, más del 50% de los casos en Argentina suceden fuera del ámbito hospitalario, lo que subraya la importancia de una respuesta rápida y efectiva por parte de la comunidad.

¿A quiénes afecta la muerte súbita?

Si bien la muerte súbita puede ocurrir a cualquier edad, existen dos picos de incidencia: durante la infancia y a partir de los 45 años. En adultos, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa, mientras que en jóvenes pueden estar asociadas a cardiopatías congénitas o arritmias genéticas.

Prevención y Acción: La Clave para Salvar Vidas

La prevención de la muerte súbita se basa en dos pilares fundamentales: la detección temprana y la cadena de vida. La detección temprana implica la realización de chequeos médicos regulares, especialmente para personas con factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión, colesterol alto, tabaquismo o antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.

La cadena de vida se refiere a una serie de acciones coordinadas que pueden aumentar significativamente las posibilidades de supervivencia de una persona que sufre un paro cardíaco. Estas acciones incluyen:

  • Reconocimiento temprano de los signos de un paro cardíaco (pérdida de conciencia, ausencia de respiración).
  • Llamada inmediata al servicio de emergencias médicas (SAME).
  • Inicio inmediato de maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP).
  • Uso de un desfibrilador externo automático (DEA) si está disponible.
  • Atención médica avanzada por parte de profesionales de la salud.

Aprender RCP es crucial, ya que la muerte cerebral comienza a ocurrir entre 4 y 6 minutos después de un paro cardíaco. Por cada minuto de retraso en el inicio de la RCP, las posibilidades de supervivencia disminuyen en un 10%.

La Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC, enfatiza la importancia de la capacitación en RCP y la disponibilidad de DEAs en espacios públicos. "La muerte súbita es una emergencia que requiere una respuesta inmediata. Cuanto más rápido actuemos, mayores serán las chances de salvar una vida", afirma.

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